La vida me regalo la oportunidad de disfrutar muchos años de mi vida trabajando en un campamento de verano en Minnesota. Una oportunidad que va más allá de un empleo: fue una experiencia de vida. Rodeado de lagos, bosques y naturaleza, el campamento se convirtió en un espacio donde se nacieron amistades, se comparten valores y se aprende tanto de los demás como de uno mismo.
Es un tiempo para conectar con la sencillez, para descubrir la importancia del trabajo en equipo y para guiar a niños y jóvenes en vivencias que recordarán siempre. Al final, no solo se regalan momentos de alegría y aprendizaje a los estudiantes, también uno se lleva consigo la satisfacción de haber formado parte de una comunidad que crece unida en respeto, diversión y espíritu de aventura.